LA ALEGORÍA DE LA CAVERNA DE PLATÓN

Platón fue un filósofo griego, nació en Atenas en el año 427 a.C. y murió en Atenas en el año  348 a.C., discípulo de Sócrates, La alegoría de la caverna (libro 7) es una parte de su obra más importante La República que consta de 10 libros. El personaje principal es Sócrates pues es quien narra la historia.

La alegoría de la caverna trata sobre unos hombres que están atados con cadenas de las piernas y cuello desde el momento en que nacen, en lo más profundo de una caverna oscura, donde solo entra un rayo de sol alumbrando todo el espacio que ocupa la caverna, el sol  refleja las sombras del mundo exterior, atrás de los hombres hay una luz, no del sol sino del fuego de una fogata.

Para los hombres las sombras que ven reflejadas es la única realidad que conocen. Luego uno de ellos es liberado y puede salir a la realidad, donde ya no ve las sombras reflejadas de antes, sino el mundo verdadero. Pero la luz del sol y los chiriviscos le lastiman los ojos por lo que no quiere aceptar que eso sea real, pues está acostumbrado a ver solo las sombras. Y si es obligado a estar en esta realidad, tendría que acostumbrarse poco a poco a vivir en ella hasta estar a gusto.

Suponiendo que el hombre que había sido liberado, volviera a la caverna, al momento de oír los comentarios de sus antiguos compañeros sobre las sombras, él intentaría explicarles que esa no es la realidad, sino la que está afuera de la caverna. Ellos no le van a creer y se burlarían, y si él intentara liberarlos y llevarlos al mundo exterior, ellos lo matarían en el momento que puedan pues no aceptan la realidad que él ve sino solo la suya que son la sombras reflejadas del mundo exterior.  

Esos hombres atrapados en la caverna se parecen a nosotros que estamos atados a nuestros prejuicios e ignorancia, las cuales son ilusiones. Y no aceptamos la verdad de otras personas cuando nos hablan o explican algo. Pero al momento de darnos cuenta y reflexionar sobre la verdad la aceptamos, la aplicamos y practicamos pues ya la conocemos.